PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO

Llega la época del año donde tratamos de hacer un balance de lo que logramos hacer durante el año que terminó y por supuesto que la forma de hacerlo es empezar por evaluar los propósitos de año nuevo que nos hicimos el año anterior. No es que los demás logros del año no cuenten. Para nada. Es simplemente que el hacerlo de esta forma nos ayuda a organizar mejor nuestras metas y su desarrollo a través del año. Y es que los propósitos de año nuevo normalmente no consisten en actividades pequeñas. Por el contrario, aprovechando la euforia y ambiente festivo del mes de diciembre, nuestro optimismo aumenta y por ende el alcance de nuestras metas o propósitos. Estamos seguros que podremos lograr todo aquello que nos propongamos, y no es que estemos equivocados, Sin embargo, el resultado no siempre es el esperado.

 

Todos recurrimos a métodos diferentes, unos se contentan con desearlos con gran pasión y optimismo los últimos segundos del año, acompañando cada uno de los deseos, con cada una de las doce uvas que anotamos casi de primeras en nuestra lista de compras para la cena de fin de año, con la firme convicción de empezar a trabajar en ellos, tan pronto inicie el año nuevo. O tal vez mejor dos días después, pues la merecida fiesta de celebración viene con su periodo de recuperación. El entusiasmo no se pierde, y al siguiente día volvemos a la normalidad y empezamos a trabajar en algunos de nuestros propósitos, aunque no faltarán los inconvenientes. Como la tarea que se le ocurrió al jefe o a nuestros padres y por supuesto, la pandemia que ha llegado para ponernos la vida de cabeza. Pasa el primer mes y el entusiasmo ha decaído considerablemente en algunos, sino es que, en la mayoría, sin embargo, continuamos con la férrea percepción de que este año si lograremos cada uno de nuestros propósitos. Tristemente el entusiasmo va disminuyendo cada vez más, y tan solo de forma esporádica nos acordamos de uno que otro de los propósitos para este año. Eso sí, llega el último mes del año y parece que automáticamente el entusiasmo vuelve y tratamos de retomar los propósitos que más podamos, pero por supuesto, diciembre llega con sus quehaceres y pues el tiempo no da para tanto. Ya empezaremos el otro año.

 

Otros, han aprendido a estructurar sus planes y desde antes de la fiesta de año nuevo ya han empezado a trabajar en sus metas para el siguiente año, las cuales normalmente vienen ligadas en su mayoría a los propósitos que no solo cada año se hacen, sino a los que el diario transcurrir les va ayudando a moldear y estructurar. Con total seguridad existen varios métodos entre los extremos aquí descritos e inclusive quienes no tengan la costumbre de plantearse propósitos de año nuevo ni metas. ¿No te gustaría poder lograr cada una de las metas que te plantees, bien sean propósitos de año nuevo o no?

 

Un propósito o una meta, debe cumplir con diferentes características que se verán con un poco más de detalle, sin embargo, podemos empezar por definir claramente si esas metas son realmente nuestras o si son imposición o sugerencia de alguien más. El problema con lo segundo es que a pesar de que las podamos llegar a cumplir, estaremos seguramente trabajando por los sueños de alguien más. Aunque como en todo, existen excepciones, finalizar nuestros estudios secundarios puede parecer una imposición, sin embargo, nuestros padres saben que sin ellos nos será más difícil lograr cumplir nuestros sueños. Entonces la primera recomendación es tomarnos el tiempo para conocernos muy bien y escoger a partir de ese conocimiento y por supuesto, teniendo en cuenta sugerencias bien intencionadas de quienes nos amen de verdad, las metas y propósitos que nos queramos plantear para el futuro.


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